12.03.21

Macedonio para Macedonia

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¿Cómo es ese pueblo sabio que eligió al presidente y también habrá de elegir a Macedonio?

Macedonio es antes que nada una ofrenda populista. Da igual si lo que se le ofrece al elector es un violador, un secuestrador o un narcotraficante, la apología es la misma: el pueblo sabe. Y el presidente lee como nadie a ese pueblo. Como su exégeta, lo mismo somete a una lacra a la voluntad popular que avala linchamientos medievales según los usos y costumbres. Para ofrecer a Macedonio, el presidente tiene un cálculo político y un resorte populista respaldados por las encuestas.

¿Y cómo es ese pueblo sabio que eligió al presidente y también habrá de elegir a Macedonio? Es una pregunta que no se hace muy a menudo porque preferimos echarle la culpa de nuestros infortunios a los políticos. Creemos que no somos responsables de nuestras clases políticas, como si las pusiera Dios y algunos países corrieran con suerte. ¿De quién será la última responsabilidad si triunfa Macedonio? Es cierto que para que llegáramos a este punto fallaron antes muchos mecanismos de contención: legales, políticos, partidistas, mediáticos; pero ahora toca a los guerrerenses la última palabra y, si lo eligen libremente, cargarán con buena parte del problema.

La pregunta también se evita porque tendemos a conmiserarnos con el electorado. Las doctrinas del nacional-populismo sostienen que la pregunta misma es elitista. No es sólo que el pueblo sea bueno y sabio, sino que cuestionarlo es menospreciarlo, ser incomprensivo, pendejearlo. Es preferible la victimización condescendiente: apapacharlo.  Esto no sólo lo hacen los políticos –por obvias razones–, también los científicos sociales y académicos de corte irónicamente progresista, quienes, sin reparar en sus contradicciones, suelen ver en todo esto entrañables expresiones antropológicas, al mismo tiempo que despliegan las banderas del progresismo que sólo resuenan en las metrópolis. No es fortuito que sean los primeros en llorar cuando hay que pagar los costos de ese populismo.

La mirada más sensata desde luego se preguntaría por las condiciones estructurales que propician semejante voto: ¿cómo se vinculan educación, pobreza, clientelismo, violencia, ilegalidad, adversidad, machismo, fenotipos, símbolos, e imaginarios? Pero justamente a eso me refiero: preguntar no es pendejear, aunque la conclusión bien pueda ser la misma: que detrás del voto por Macedonio hay una buena dosis de atraso y barbarie.

*Este artículo se publicó el 12 de marzo del 2021 en Etcétera: Liga