16.01.19

Entrevista a Gatito Molière

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“La resistencia debe crear un discurso épico.”

Gatito Molière es una de las personalidades más prominentes de Twitter, a menudo incluido en las listas de las mejores cuentas a seguir. Es un ácido crítico del morenismo, pero no titubea para lanzar sus diatribas a la oposición, particularmente a los liberales, a quienes acusa de haber perdido contacto con la realidad. Esta es la primera entrevista pública a este personaje clave de La Résistance.

Primero lo primero, Gatito, ¿De dónde el nombre?                              

Boñita tarde goei, y gracias por la entrevista. 
 
Yo pasé mis primeros meses de vida en un departamento en la calle de Molière, en Polanco. Es algo muy nobiliario tomar el nombre del lugar donde uno reside. Mi nombre completo es Gatito de Molière von Hohenzollern y Garza Sada. En ese mismo depa de Polanco fue donde un buen día me tomaron una foto, me abrieron una cuenta de Twitter y empezó la magia. Mi foto de perfil es la misma desde entonces, soy yo cuando tenía como cuatro meses, vivía en Polanco y el PRIAN tenía el poder. Tiempos mejores, goei. 

Mira qué sorpresa. Yo, como muchos, pensamos que era en alusión a Molière, el padre de la comedia moderna.

También, soy muy histriónico y satírico, goei. Se juntó una toponimia con una actitud, y así. 

Pero Molière ridiculizaba a los fifís de su tiempo. Tú pareces querer reivindicarlos.

Me interesa ridiculizar a los mentecatos, sean progres, libertarios, chairos o mirreyes. Sucede que muchas veces es más fácil hacer burla de los progres porque suelen ser los que se sienten más inteligentes y los que tienen la piel más blandita. Así que es más divertido verlos berrear a ellos. Pero mi castre es ecuménico. Últimamente los liberales –como usted, Majluf– me parecen insoportables y los troleo igual o más que a los progres. 
 
Ahora, el término “fifí” me mama mucho y me gusta que el régimen lo use contra sus adversarios. Me parece ridículo que haya intelectuales que hagan estudios sesudísimos sobre el tema en lugar de apropiarse del concepto y aprender a divertirse un poco. 

De cierto es entonces que encabezas un movimiento de ultraderecha ilustrada pero que aspira a tener un tono demagógico con bases populares. ¿No son acaso términos contradictorios en un país como México?  

Tú sabes que el pinches Gatito es mucho más listo que eso. Hay que ser muy pinches limitado para comprarse en serio –a nivel conceptual– este cuento bipolar de izquierdas y derechas. Sin embargo, como propaganda, la idea de enarbolar una derecha sí tiene un gran valor. Morena es un manojo de contradicciones, ocurrencias, porros y oportunistas, pero simbólica y políticamente ha logrado ocupar el lugar de «la izquierda», aunque el viejito santo mismo sea muy conservador en realidad.

Así que en términos de propaganda y comunicación política, en un ambiente polarizado donde las opciones serán estar a favor o en contra de la 4T, construir una opción de derecha tiene sentido. Es la única narrativa que creo que será suficientemente poderosa para oponerla a Morena. Es la narrativa de oposición a la que ellos le están dando su lugar. De los liberales se expresan con franca condescendencia. La única fuerza que siguen reconociendo como adversaria es la derecha, a lo que llaman ellos «la reacción». 

Ahora, en tema de derechos sociales es donde hay que modernizarla. Esas telarañas de la derecha vieja que rechaza derechos sociales son cosas muy obsoletas. Digámoslo así: a una derecha ilustrada no le importa que dos cabrones se acuesten entre ellos, le importa que respeten la ley y que paguen impuestos. Blessed

¿Es decir, una suerte de «derecha progre”? ¿No sería moverse hacia donde la izquierda siempre quiso?

Al contrario. Es regresar a donde la derecha estuvo y fue exitosa. Goei, no mames, recordemos que los inicios del Estado de bienestar fueron un pinches invento de Bismarck, justamente para, desde una posición conservadora detener el avance del socialismo y el liberalismo. Sí hay que adjetivar a la derecha, pero no creo que sea una derecha “progre”, más bien es una pragmática e ilustrada. Por ejemplo, en lo económico, claro que hay que apostar por el libre comercio y el delicioso capitalismo, pero sería ciego no reconocer desigualdades muy cabronas que necesitan que intervenga el Estado. Eso no te hace estatista, te hace pragmático, te hace buscar gobernabilidad al tiempo que progreso. Eso justo es la derecha, como la imagino. No por nada Orden y Progreso es una frase muy asociada a ese conservadurismo ilustrado que en algún momento se le atribuyó al porfirismo, al menos durante una parte exitosa de su gestión.

¿No es eso de cierta forma el centro? Lo digo porque a menudo criticas a los «tibios» o “moderados”: en política al centrismo de Macron, en la intelectualidad pública el equilibrismo de Bravo Regidor. 

Ño. Mi crítica a los tibios es porque no toman posición, o porque quieren complacer a todos con matices, que muchas veces es cobardía disfrazada de erudición. Prefiero debatir con un pinches chairo que defienda su causa, que con un cabrón que le tiene miedo a decir en qué sí creer y en qué no. 

Eso de por sí, pero en estos tiempos más que nunca. Yo sí creo que el país está polarizado, no porque 50% apoye a una poción y 50% a otra. La polarización no es necesariamente simétrica. Pero sí creo que hoy, y cada vez más, sólo va a haber de dos pinches sopas: o estás a favor y defiendes, o estás en contra y atacas a la secta de fanáticos de la 4T. Entonces hay que tomar posición.

Ahora, entiendo que algunos intelectuales quieran permanecer objetivos por un celo profesional. Por supuesto, creo necesario que haya voces que nos ayuden a tener contexto, a entender la complejidad, los múltiples ángulos de los problemas y coyunturas. Mencionas a Bravo Regidor; él, mi güero chulo, es un ejemplo de esto, una voz muy lúcida que busca el equilibrio, y a quien respeto mucho. Mi crítica es que creo que en estos tiempos el equilibrio es un lujo que no nos podemos dar; cuando lo que está en juego es el país, hay que ser partisanos y eso significa ser parciales. Morena lo entiende bien, si no lo entendemos en la resistencia nos van a seguir pasando por encima.

De nuevo, por eso creo que la idea de derecha es valiosa, porque es un contraste más acusado con el oficialismo actual que, por ejemplo, la socialdemocracia. ¡Eso pinches qué! ¡Suena a tibieza! Necesitamos construir una épica, una batalla por México entre dos fuerzas políticas y morales. Eso requiere pasión y emoción y tomar partido, no pinches objetividad.

Y, del otro lado… ¿Qué opinión te merecen los intelectuales del morenismo; cabezas como John Ackerman y Hernán Gómez?

En su mayoría son goeis bastante limitados intelectualmente. Su fama depende más de la coyuntura política que les tocó que de su talento. Se subieron a tiempo a la ola y ahora les dan vuelo, porque todo régimen necesita también soldados en la batalla de las ideas. No son los mejores, pero son los que hay. A su vez creo que son goeis que cargan un gran resentimiento y frustraciones, que ahora de alguna manera quieren compensar con su protagonismo. En el fondo son cabrones muy menores, muy delicados, no son personas de poder, están más o menos cerca a cierto poder, pero no son gente de poder, son gente de piel blandita y mecha corta que se interesa mucho y se asusta rápido. 

¿Y el muchachito Gibrán?

Gibrán es un goei de quien se ha dicho que es el intelectual más articulado de la 4T, pero una vez canceló un debate conmigo ante un tema difícil – es todo lo que te puedo decir. No le gusta meterse en temas en los que no sabe, que son la mayoría de temas sustantivos, técnicos, así que es muy hábil para llevar todas las discusiones al terreno más filosófico, que es el que domina más, donde usa palabras muy laaaargas y conceptos muy oscuros que hacen que todo suene más o menos profundo. Pero me parece buen muchacho, sin duda es dedicado y, como te decía, a él le respeto que por lo menos toma posición y la defiende, incluso cuando sabe que está arriesgando su prestigio intelectual de largo plazo. Es un poco kamikaze, pero pinches tibio ño, le concedo eso. Además me parece un goei muy sensual.

Bien. ¿Qué papel juega el humor –del que ya eres un adalid– en todo esto, en enfrentar a la autodenominada Cuarta Transformación

Goei el humor es indispensable como herramienta y arma política. Por varias razones. Primero, porque es efectivo. Es mucho más fácil que la raza recuerde una frase ingeniosa a la yugular o un meme –cosas así–, que un pinches artículo académico explicando por qué los bonos del NAIM nos van a costar un riñón a cada mexicano. Segundo, porque la 4T en realidad es muy solemne, y la sátira y la parodia la descolocan. Muchos de sus voceros, funcionarios, etcétera, son bien pinches “castrosos” pero cuando ellos reciben bulleo se quiebran y se lo toman muy a pecho. Así que es una forma muy eficaz de sacarlos de quicio, hacer que se emputen y cometan errores o se enchilen y vayan de la boca. 

Sin embargo, esto es de dos vías. Hay que saber usar el humor pero igual recibirlo. Sobre todo saber reírse de uno mismo. Es la mejor forma de desactivar cuando a uno lo chingan o bullean. 

…Ah, y otro motivo de por qué el humor es importante es porque resulta terapéutico: la política es muy desgastante, hay muchas presiones, problemas, coyunturas, etcétera. En ese sentido el humor es una válvula de escape. Hay que pinches saber divertirse, ño mamen. Más allá de que es arma para atacar, es bálsamo para disfrutar una actividad muchas veces ingrata como la política.

También eres un sagaz opositor de la corrección política.

La corrección política me parece una forma de castración intelectual. Me parece una pose que asumen hipsters y demás millennials malcriados e hipersensibles que debe ser combatida y ridiculizada. Hay generaciones que están quedándoselos en un estado mental infantil permanente, en una burbuja de la que no quieren salir ni mediante el lenguaje. Es una pinches tontería. 

Entonces sí tienes un ligero recelo de los hipsters. Porque –y te lo pregunto con franqueza– según una fuente, hace unos años tuviste un romance con una gatita progresista de la Roma que no acabó bien. ¿Hay algo de desamor ahí?

Goei, todas mis decisiones hasta la fecha, económicas, políticas, profesionales y académicas, han tenido que ver con el sexo y la posibilidad de conseguirlo. No tengo claro el recuerdo, pero es probable que haya algo de mérito en ese libelo que cuentas, infeliz. 

Otra fuente alega que un tiempo trabajaste secretamente en la revista Vice y te corrieron por querer defender con retórica progresista tu privilegio blanco, o como tú lo llamas, «blanquitud». ¿Tal vez de ahí la animadversión? 

Es una visión muy burguesa y muy poco aristocrática de tu parte, Majluf. A ver, si hay que defenderlos… ya no son privilegios. Mis privilegios nunca los he defendido, sólo los he ejercido con hedonismo e insensibilidad. Sobre Vice, nunca trabajé ahí, una vez mandé un texto sobre Singapur, pero cuando se dieron cuenta de que era una apología a Lee Kuan Yew y no un reportaje sobre transexuales enanos amputados que tuvieron sexo con sus madres, me lo rechazaron. 

A propósito… ¿Qué hacer con todas estas minorías y grupos que se escudan en la política de la identidad para obtener privilegios?

Las minorías merecen la protección y apoyo del gobierno. Por ejemplo, las personas blancas, políglotas, con posgrado en el extranjero de clase media alta son un grupo minoritario que sin embargo prestigia al país en el mundo. OK, ya.

Ya en serio, Goei, yo creo que cada grupo social, cada identidad y sensibilidad debe tener derecho y libertad a organizarse, expresarse y vivir como pinches mejor le convenga. Lo que es cierto es que una condición minoritaria no es per se virtuosa o merecedora de prebendas. Las identity politics me parecen mala apuesta. A mí me interesan más las grandes necesidades populares, crudas y duras: seguridad, empleo, servicios básicos como agua. Ahí me parece que está la clave para recuperar voluntades y simpatías ante la 4T: en las cosas cotidianas, aterrizadas, que la gente necesita en su día a día, no en first world problems de adolescentes caprichosos de la Roma–Condesa.

¿Liberalismo igualitario? Pensé que te tenían hasta el gorro los liberales…

Los liberales le tienen una aversión dogmática al Estado y al gobierno. Sobre todo a quienes tienen formación o parten de argumentos económicos, creo que a veces les dicen «libertarios». Es uno de los fantasmas que tienen que exorcizar: deben ser menos clínicos, menos académicos antiestatistas y más populares, salir al encuentro de la pinches gente, goei. Se darían cuenta que en un país como México muchas cosas no se resuelven con el mercado. Se necesita el gobierno. Pues claro cabrones,  ñomamen. Pero no tienen ese chip. Creen que las cosas se arreglan en un pizarrón. Si a los progres les falta técnica, a los liberales les falta pueblo. Lo que yo propongo es una muy amplia libertad para que cada persona conduzca su vida privada, pero con un gobierno fuerte, muy presente en la vida pública para imponer orden, disciplina, cumplimiento a la ley, seguridad.

Al final de cuentas, goei, aquí tenemos un horizonte de tres años para una primera prueba. De aquí a 2021 la 4T se va concentrar en crear y fortalecer clientelas; tomar por completo la burocracia, debilitar otros poderes y niveles de gobierno, en fin, hacerse del poder en serio, más allá de cumplir o no sus promesas de campaña. Ese proceso correrá paralelo a dos cosas: ver cómo va reaccionando la gente y ver cómo se articula la oposición. De lo primero no soy muy pinches optimista, la verdad. Creo que el viejito santo tiene un bono de legitimidad y un voto de confianza mayoritario para rato. En parte es mérito suyo, en parte resultado natural de la incompetencia e indolencia de la clase política “prianista” que se pasó de cebos con sus abusos. Como sea, creo que la gente se irá decepcionando pero poco a poco, no suficientemente rápido. Por eso lo que queda es el otro gran proceso: no esperar a que haya decepción sino crear una oposición de verdad; no como estos pinches tibios de los partidos tradicionales, sino una opción frontal, entrona, que vaya ganando no nada más debates sino terreno en las calles. Insisto, yo creo que la estrategia es polarizar entre dos cosas: a favor o en contra de la 4T; y la contra, la resistencia, debe crear un discurso épico; es decir, sí de argumentos de fondo y esas madres, pero sobre todo una narrativa y una historia que inspire a la gente. Que la haga querer ser parte de la resistencia. Eso sí lo ha sabido hacer Morena bien. 

En conclusión: esta batalla no es electoral, es moral. No se trata de convencer a la gente para que vaya a votar, se trata de convencerla de que se una a una causa, a una causa noble, trascendente, histórica, que le dé orgullo e inspiración: derrotar a un enemigo que es la 4T.

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