01.09.23

El insufrible purismo de Movimiento Ciudadano

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Los esquiroles del régimen

Acorde a los tiempos que reclaman pureza, el relato de nuestro partido woke es esencialmente moral. No tiene propiamente una oferta política, salvo algunas ideas de nicho para la biempensantía urbana de la roma-condechi. Su patrimonio es el postureo virtuoso de sus dirigentes en las redes sociales, proclamando que toda la política es podredumbre espiritual menos la suya.  

Se entiende la apuesta electorera. El ambiente populista que engendró al Licenciado y que está de moda, también es moral. Los caudillos encuentran terreno fértil en el discurso antipartidos y el purismo ciudadano. No es cosa de México: la antipolítica es global y pasa por una denuncia puritana de los pecados de los políticos, esos enemigos públicos. Ya con eso le hacen el juego al primer santo patrono de la nación. 

El esquema es el clásico equilibrismo del Poncio Pilato que consiste en denunciar a ambos lados como si fueran iguales, trazando una equidistancia entre la oposición y el régimen nacional-populista que es lo más cerca que hemos estado de perder la democracia. El que se lava las manos busca quedar como impoluto para cosechar la desilusión de los incautos. La estrategia funcionaría en algunos escenarios, pero cuando por números sólo la oposición unida puede librar electoralmente la batalla, el santo se vuelve esquirol.

La farsa no sólo es discursiva. Durante el primer trienio –el cenit del poder del Licenciado–, Movimiento Ciudadano fue el partido “opositor” que más votó con el oficialismo. 45% de sus legisladores coincidieron con la aplanadora y avalaron 91% de sus dictámenes, al parejo del PT y el Verde. Ya en este trienio mandaron a un senador morenista como candidato a la gubernatura de Quintana Roo, le regalaron una campaña antioposición a Delfina Gómez y ahora ensayan el mismo relato para la futura elección presidencial.

Además de las alianzas electorales que ha hecho con ellos en el pasado, el partido está lleno de priistas, panistas, perredistas y demás partidos. ¿Qué le parece a usted el reciente fichaje del diputado expriista Pedro Armentía para las filas de los buenos? ¿Qué pensar de la exgobernadora priista Ivonne Ortega, acusada de desvíos y corrupción por cientos de millones de pesos en Yucatán? Ahora es diputada plurinominal de Purismo Ciudadano. ¿Qué tal el reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción que demuestra que Ignacio Ovalle, el de Segalmex, orquestó otro fraude de 4 mil millones de pesos a Liconsa con la fundación ‘México con Valores’ mientras era militante de MC?

Mejor ni hablar del dueño único del partido, Dante Delgado. No deja de ser una ironía que el partido más progre, aliade, feministo y fiscalizador de conciencias, esté sujeto a la voluntad de aquel señor expriista con un pasado tan oscuro. Por eso, por congruencia, dejando atrás la moralina, la facción de Enrique Alfaro tiene razón de protestar y buscar una escisión. Si se entiende que en política no hay ángeles –como diría Madison–, en esta coyuntura en la que se juega la república, acaso el partido supere su purismo y de verdad se lave la cara.

Publicado el 2 de septiembre del 2023 en Etcétera: Liga