16.04.13

El futuro de nuestra cultura digital

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La discusión pública sobre la reforma a las telecomunicaciones ha ignorado el futuro de nuestra cultura digital.

Según la International Telecommunications Union, México tiene 42 millones de Internautas –doceavo lugar en el mundo. Es el quinto país con mayor número de usuarios de Facebook y el séptimo con mayor número de usuarios de Twitter. En México nacen relaciones amorosas a través de Internet, se intercambian bienes y servicios, se suben y bajan contenidos, se hace propaganda, guerra política y crimen organizado; pero poco se discute sobre el futuro social de lo digital.

Claro que lo prioritario es sacar una ley que regule el juego económico a gran escala. Es decir, establecer las condiciones jurídicas fundamentales para que el mercado de telecomunicaciones opere de manera libre y justa a nivel nacional, y que consecuentemente todos los mexicanos tengan un mejor servicio. Sin embargo, también debemos desarrollar –desde abajo, a través de reglas claras y discusión pública– una cultura digital moderna y avanzada.

No hemos discutido qué tipo de sociedad de la información queremos.

Por ejemplo, ¿qué se hace con todo el big-data que generamos los mexicanos? ¿Usted sabe qué autoridad vigila que Google y Facebook no violen nuestra privacidad? ¿A quién acude una jovencita acosada en Facebook o difamada en Twitter? ¿Qué se hace con cuentas y páginas de gente que murió de cuya información dependen usuarios externos?

Estas son preguntas importantes que no se discuten mucho porque en México aún no hay una cultura digital moderna. En cierto sentido ya llegaron los medios –las estadísticas lo comprueban–, pero no ha llegado un orden social y político que regule, ideé y conduzca a la comunicación digital hacia un futuro promisorio. Es más, usted probablemente piense que de todos los problemas de comunicación en México, éste es el menos importante. Por ahora puede ser, pero no lo será a medida que avanza la sociedad de la información.

Quizá hubiera sido políticamente riesgoso proponer una ley tan extensa que los cambios imprescindibles se perdieran. Sin embargo, debemos demandar como sociedad, a través de la discusión pública, que se resuelvan y regulen las lagunas jurídicas de la era digital. Es importante discutir estos temas, aprovechando la ocasión, o se quedarán como piedritas en el zapato (como cuando la gente empezó a habitar los cerros sin ninguna regulación). Si no son los políticos, toca entonces a los medios mismos, a los líderes de opinión, a los académicos, comunicólogos y usuarios, aprovechar el momento y discutir qué tipo de sociedad de la información queremos.

¿Por qué? Marshall McLuhan decía que la mejor manera de entender a una cultura es estudiando cómo –y los medios a través de los cuales– ésta se comunica. Los medios son metáforas a través de las cuales entendemos la realidad. Se podría decir por ejemplo, que aquella impasibilidad escondidiza que Samuel Ramos identificó en nuestro carácter colectivo, se desinhibe más en las redes sociales, medios que permiten enmascarar la identidad y hacer de la opinión un eufemismo sin compromiso. Ese es sólo un ejemplo. Debemos entender que la realidad virtual es sólo una extensión del hombre y su sociedad. Aunque el Internet parezca una dimensión intangible y separada, es importante comprender que no lo es; que en realidad es un reflejo de quiénes somos.

*Este artículo se publicó en Animal Político, el 17 de junio del 2013: Liga